HISTORIA DE LAS TRES REJAS:
El joven discípulo de un filósofo sabio
llega a su casa y le dice:
-Maestro, un amigo estuvo hablando de
ti con malevolencia...
-¡Espera! -lo interrumpe el filósofo-.
¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas? -preguntó su
discípulo.
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás
seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la
segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la
necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces... -dijo el sabio sonriendo-,
si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
FIN
Nuestro ideario es como nuestras
rejas, por las que tendrá que pasar cualquier actuación o proyecto.
Ideario de IdeAndo
1. Avanzar
hacia la igualdad entre los sexos
En cada actuación es necesario
hacer un análisis y garantizar que su impacto será positivo en términos de
igualdad social entre hombres y mujeres. Entendemos que en una sociedad
desarrollada debemos dejar de reproducir estructuras sexistas y avanzar hacia
la igualdad real.
2. Contribuir
al desarrollo de una sociedad más equitativa.
Nuestras actuaciones intentarán dar
respuesta a las singularidades de los diferentes grupos o colectivos con los
que trabajemos, con el objetivo de mitigar desventajas, o desarrollar ventajas,
sean estas diferencias del tipo social, económico, sexual, de capacidad,...
3. Los
cuidados como centro de la organización social.
La sociedad actual, fruto de una
cultura patriarcal y machista, persigue la autosuficiencia como objetivo
existencial y ha heredado un concepto de trabajo donde sólo se tiene en cuenta
las actividades productivas y rentables económicamente.
Sin embargo, los seres humanos
somos vulnerables e interdependientes: sin cuidados no hay vida. Las tareas de
los cuidados, tradicionalmente ejercidas por las mujeres, se han infravalorado
e invisibilizado.
Entendemos que nuestras
actuaciones deben contribuir a la revalorización de estos trabajos y a
construir una organización social coherente con este principio, es decir, con
una responsabilidad colectiva.
4. El
aprendizaje es un fin en sí mismo
Entendemos que cualquier
actividad formativa tiene valor por el aprendizaje en sí mismo.
No compartimos la tendencia de
acumular títulos. Esta dinámica coloca el valor en el título y no en el
aprendizaje y fomenta prácticas que no podemos considerar formativas, más bien,
pasar por cursos y actividades formativas sin importar la calidad de las mimas
y con el mínimo esfuerzo con el único fin de conseguir un papel más.
Además, consideramos que un
profesional con formación de base en un campo, no debería de necesitar realizar
un curso para cada técnica, modelo, enfoque, etc. Esta tendencia a hacer cursos
para todo, creemos que no es más que el consumismo aplicado al sector de la
formación y que resta valor a los estudios de base.
5. El
conocimiento debe difundirse/compartirse
Entendemos que el conocimiento
debe difundirse y compartirse y por lo tanto estamos en contra de la
rentabilidad absurda del conocimiento. La práctica profesional debería
aprovecharse colectivamente y no sólo individualmente. El proceso que
desarrolla una persona y el aprendizaje que genera debería de servir también a
otras. Creemos que las buenas prácticas hay que difundirlas y copiarlas y por
lo tanto, no compartimos la obsesión por adueñarse de ellas.
Pensamos que la formación es
fundamentalmente un proceso colectivo. Evidentemente hay personas expertas en
temas concretos que enseñan sobre sus parcelas de conocimiento, pero creemos
que es mucho más enriquecedora, real, práctica, productiva, eficaz y valiosa la
formación colectiva, es decir, que un grupo de personas con un interés común
desarrollen un proceso de aprendizaje en el que se vaya construyendo el
conocimiento a través de la exposición, reflexión, crítica y deconstrucción de
textos.
6. Fomentar
la participación
Entendemos que la mayoría de las actuaciones
deben desarrollarse fomentando la participación de las personas implicadas. Consideramos
imprescindible diferenciar entre estados como el asistir y, el estar a otros
como es el participar. Tomando como referencia la tipología de la escalera de
la participación de Roger Hart, estaríamos hablando de participación a partir
del 4º nivel.
Imagen obtenida en https://verderojonaranja.wordpress.com/2011/05/31/escalera-de-la-participacion/
7. Sistematización
de la práctica
Entendemos que en el campo de lo educativo y
lo social, ese proceso práctico y teórico por el que construimos y
revalorizamos conocimiento surgido de la reflexión y la investigación de las
experiencias de nuestra propia práctica profesional, es un medio fundamental
para generar conocimiento.
En términos generales (se puede concretar de
diferentes formas según el enfoque) consideramos que la práctica profesional
debe ser planificada y evaluada, no puede consistir únicamente en acción.
El método científico es un medio
válido para la obtención de conocimiento pero nos oponemos a que se imponga
como único.
8. Centrarnos
en el proceso y no en el producto
Entendemos que en cualquier
actuación, lo importante es el proceso y no el producto.
Observamos que en muchas
ocasiones nos dejamos llevar por lo bonito que es un producto y por las prisas
por llegar a él, cuando en realidad lo importante no es el resultado, sino el camino
para llegar a él. Por ejemplo, un proceso de participación social puede
culminar con la creación de un órgano institucional, en ocasiones se reproduce
esta experiencia, pero empezando la casa por el tejado y creando un órgano de
participación en una comunidad que no ha desarrollado un proceso, y por lo
tanto, no siente ese mecanismo como suyo, no está capacitada para participar,
etc.
9. Las
acciones han de resultar emancipadoras y aptas para el buen vivir.
Entendemos que esto se producirá
cuando las acciones nos permitan ser sabedoras de que nos estamos construyendo
como sujetos y como personas con autonomía. Personas capaces de analizar y comprender la realidad -su contexto
local y también global-. Para ello, las propuestas deben invitar a romper de
raíz con conceptos asumidos como indiscutibles.
El objetivo último va más allá de la actividad en sí; el objetivo
último debe ser fomentar la cooperación, el diálogo, la autonomía de las
partes, la mediación, la búsqueda del consenso. Las actuaciones deben generar
sinergias mediante la implicación y la participación de todas las partes. En
definitiva, empoderar a las personas para que sean protagonistas del cambio
social.
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